EL NO DE LAS NIÑAS, cía. Teatro El Topo y Ea! Teatro
Adaptación de la obra de Leandro F. de Moratín
Teatro el Topo y EA! Teatro, se complace en presentar esta adaptación de la obra de Moratín “El sí de las niñas”.
Mientras que en la época de la caza de brujas las mujeres habían sido retratadas como seres salvajes. Mentalmente débiles, de apetitos inestables, rebeldes, insubordinadas, incapaces de controlarse a sí mismas, a finales del XVIII el canon se había revertido. Las mujeres eran ahora retratadas como seres pasivos, asexuados, más obedientes y moralmente mejores que los hombres, capaces de ejercer una influencia positiva sobre ellos. Este nuevo modelo de feminidad, la mujer y esposa ideal, obediente, ahorrativa, de pocas palabras y siempre ocupada con sus tareas… y fue el filósofo holandés Pierre Bayle (1740), quien elogió el poder del “instinto materno”, sosteniendo que debía ser visto como un mecanismo providencial, que aseguraba, a pesar de las desventajas del parto y la crianza de los niños, que las mujeres continuasen reproduciéndose. A partir de aquí, este modelo femenino ha sido adoptado hasta nuestros días.
La nueva sociedad capitalista del XVIII vio que el reparto del trabajo era más productivo si se prescindía de la mano de obra femenina y se relegaba al papel de esposa, se conseguía por un lado eliminar el exceso de trabajadores y distribuir la propiedad entre los varones y, por otro, tener a las mujeres en casa asegurado el cuidado de la casa familiar y la educación de los hijos, relegandolas a las labores del hogar.
En nuestra adaptación los actores tienen diálogos y monólogos sobre la situación en la obra y de la mujer en la actualidad, hay una doble situación la de la obra de Moratín y la trama de los actores que se mezcla y complementan, dando una visión escénica, más didáctica debido al distanciamiento con los personajes que efectúan los actores. El público ve los que los personajes actúan de una forma, pero que podrían hacerlo de forma contraría, siempre hay como una visión el personaje dice: – “Hago esto, pero podría hacer esto otro”-. En esta comedia de Moratín se habla de la educación de las niñas, y como los acontecimientos se suceden para que cambie la situación… mientras los actores que la interpretan dan su propia versión de los personajes y de lo que el autor les exige “El actor que no quiere aniquilar al escritor está jodido”, dice uno de ellos.
La obra es una comedia, que se desarrolla en unos aseos públicos de una estación de trenes, un espacio de transición, que también aparece en la obra de Moratín con la posada. La obra es contemporánea, y el lenguaje es actual, excepto cuando representan el Sí de Moratín con el lenguaje de principios del XIX. Hemos introducido textos de Simone de Beauvoir, “El segundo sexo”, Silvia Federici “Calibán y la bruja”, Eduardo Mendoza, Dario Fo y Franca Rame, Yasmina Reza, Don DeLillo, Carlos Castilla del Pino “Cuatro ensayos sobre la mujer” y testimonios del Informe Hite.
Mostramos la paradoja de que la mujer, siendo un ser humano de pleno derecho, como un hombre, es considerada por la cultura y la sociedad como la Otra, como un ser diferente del varón y, por ello, otro él. ¿De dónde le viene a la mujer tal calificación? ¿Por qué no se da la reciprocidad en el uso de esa categoría? Eso intentamos, mostrar por qué la mujer es la Otra.
Presentamos una Francisquita de 16 años que la quieren casar con Don Diego, nuestra Francisquita es una joven rebelde, que no se resigna al papel que le ha tocado, quiere tomar la iniciativa, y para ello, toda su carga sexual la necesita una conciencia ajena, que la lleva a buscarla en una compañera. Justo lo contrario que se ve en mucha literatura barata donde una muchacha caprichosa, orgullosa, rebelde, insoportable, se deja domar amorosamente por un hombre razonable, es un cliché que agrada tanto a mujeres como a hombres. En una escena sacada de “Quien teme a Virginia Wolf” de Albee y de “Las niñas malas juegan solas” de Alfonso Zurro.
El personaje de Don Diego es un hombre pasado los cuarenta y cinco, con problemas de próstata, aburrido y bueno, pero para él, la mujer es solo un bien de uso, usa a su esposa para tener una vida tradicional, tiene una amante para subir su autoestima de la cual no se acuerda ni de su nombre, para colmo es el papel de un pederasta. Y está en crisis con su trabajo como actor. Se desarrolla con una escena de “Grandes preguntas “de Eduardo Mendoza.
Carlota representa un sujeto autónomo que ve en Francisquita una igual, rechaza el dominio masculino y disfruta los placeres de reconocerse en otra mujer a sí misma. También es el personaje que reivindica el derecho de las mujeres a decir “No”, con textos de “El informe Hite” de Shere Hite. Carlota es Lulu de la Caja de Pandora, una mujer que se ve abocada a la auto destrucción y la destrucción de los demás en en una espiral incontrolable. Sin embargo, en otra escena de “La habitación blanca” de Don DeLillo, se platea el propio cuerpo femenino, la diferencia fisiológica entre el hombre y la mujer es el gran argumento que a lo largo de los siglos se ha esgrimido para dominar y relegar a la mujer, su debilidad física y su maternidad. Irene, se encuentra como una mujer que ha vivido una dura época de los años 70 y 80, casada e incapaz de romper su relación, ha aprendido que la situación es inevitable, y durante toda su vida se ha entrenado a soportar el dolor, con textos de Strindberg, en Autodefensa podemos leer: «Aunque un marido viviera más de cien años nunca podría saber nada de la verdadera existencia de su mujer. Podrá conocer el mundo, el universo, pero nunca a esa persona que convive con él».
El ciego, es el cuidador de los aseos y aparece como la figura de Tiresias en el Teatro Griego, el ciego que todo lo ve, es el confesor, el filósofo, el mediador y cómplice de toda la obra.
En toda la obra introducimos textos de autoras y relatos personales de las situaciones y acontecimientos que reflejan el escenario actual de las mujeres.
REPARTO:
Francisquita: Laura Ramos.
Carlota: Ana Torres.
Irene: Kike Rueda
Don Diego: Juan Crisóstomo Perona
Ciego: Jorge Zafrilla.
DIRECCIÓN:
Paco Redondo.
ILUMINACIÓN Y SONIDO:
Edgardo Ibarra.
VESTUARIO: Engracia Cruz.
REALIZACIÓN DE ESCENOGRAFÍA Y VESTUARIO:
Asociación Cultural “La Locomotora”.
VÍDEOS:
Juan Sánchez.