La bailarina sevillana Rosario es un nombre importantísimo en la danza de raíz permanente española. Una raíz que, como todos sabemos, vive sobre todo de savia andaluza. Rosario formaba parte de aquella pareja que viajó muy pronto a América y que era conocida como los “Chavalillos Sevillanos”. Su compañero era otro adolescente como ella. Se llamaba Antonio y juntos formaron equipo durante 22 años.

Rosario y Antonio triunfaron en América, tanto en la española como en la anglosajona, y regresaron a España cuando las heridas de la guerra empezaban a cicatrizar. Entonces fue Europa la que se rindió ante el arte de Rosario (…). La Medalla que hoy se le entrega a esta artista que ha dado al mundo lo mejor que tiene una española como ella, de enorme talento, gran vitalidad, de insuperable inspiración -todo ello conseguido con duro y temprano trabajo- es el reconocimiento de su país a esa labor ingente y de primera orden.

Carmen Alborch, ministra de Cultura
(Texto del discurso de entrega, por su Majestad el Rey, de la Medalla de Oro de las Bellas Artes, 6 de junio de 1995)